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SALAMANCA, SALAMANCA, Spain
Matamorfa de 15 años aficionada al tiro con arco, los animales, los dibujos manga y...con un pasado bastante rarito, casi tan rarito cómo mis amigos, porque nosotros somos...GIFTERS

miércoles, 27 de mayo de 2009

AGUA PARA EL CAMPO


En las tardes de verano, Marta solía sentarse en una hamaca que había en su jardín y allí pensaba. Miraba las nubes y se preguntaba si alguien de otro lugar del planeta las miraría también y si ella, esa persona, se preguntaría lo mismo. También pensaba si llovería pronto. A ella le gustaba la lluvia y, además, sabía que era muy necesaria para el campo, pues sus padres eran agricultores.
Ese año había una fuerte sequía y la mitad de la cosecha se había perdido. De repente, una de las nubes tomó la forma de una gota de agua y Marta vio cómo esa extraña nube bajaba del cielo y se pasaba en el jardín de su casa.

La extraña forma de la nube se convirtió en estas palabras:

¡HOLA!

SÚBETE AQUÍ.

TENGO QUE ENSEÑARTE ALGO.

Marta se subió a la nube que, inmediatamente, tomó la forma de un caballo alado y empezó a ascender hacia el cielo. Le preguntó a ésta que a dónde se dirigían y le contestó que a enseñarle la importancia que tiene el agua, no solo para sus padres, sino además, todo lo que conlleva la ausencia de lluvia.
Primero, la nube, le enseñó los campos de sus padres. Estaban, prácticamente, secos. Después, fueron a ver el comercio del pueblo donde, debido a las escasas lluvias, no había mucha carne ni a penas leche, pues la hierba que comían las vacas estaba seca y éstas no podían alimentarse bien y producir leche. También escaseaban las frutas y las verduras.¡Era un verdadero desastre!

La nube regresó con Marta hasta su casa y así, pudo darse cuenta de cómo el agua es tan fundamental para la vida y que todo depende de ella.


Celia Blanco Medina
Salamanca, 25 de mayo de 2009

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